Tal y como ocurre cada 7 de Octubre, la Patrona de
Cádiz, Nuestra Señora del Rosario Coronada ha salido a las calles de su ciudad
para bendecir a todos los gaditanos y gaditanas que atestaban las calles allá
por donde pasara la procesión.
Un cortejo que discurrió rápidamente desde su
salida, siempre a los sones de la AM Sagrada Cena, que abría el paso por el
tradicional itinerario. Tras ella y la cruz parroquial, las representaciones de
las hermandades y cofradías, algunas con un altísimo número de representantes
entre sus filas.
Servitas era la última hermandad en aportar su
estandarte (conocido también por bacalao) antecediendo a las representaciones
militares, del Consejo Local y la Corporación Municipal. Tras estas, el cuerpo
de servidores y acólitos que bañaban en incienso el camino de la Patrona.
La imagen de la Virgen del Rosario, obra del
sevillano José Ramón Fernández Andes (la tercera que se venera en Santo Domingo),
y que en 1980 fue restaurada por Francisco Peláez del Espino, iba vestida con el
terno del cincuentenario de su coronación, que se celebró en 1997, realizado en
tisú de plata bordado en oro por las dominicas de Torredonjimeno (Jaén). También
llevaba la corona de oro y pedrería de su coronación canónica, que tuvo lugar el
4 de mayo de 1945 en la plaza de San Antonio, y también portó el rostrillo
compuesto con piezas de su joyero por Manuel Fernández Pujol en 1991. Entre
las donaciones llevaba el pectoral del obispo fray Félix María de Arriete, y entre
otras la Medalla del Trabajo concedida a Carmen Casas y Casas.
A los sones de Reina
de la Paz, el paso se acercó del Altar Mayor hasta la puerta del convento
con sus patines puestos para salvar la altura de la puerta. Salía medio paso y
la Banda del Maestro Dueñas interpretaba el Himno
Nacional, momento en que la escolta saludaba a la Virgen con el brazo izado
a la altura de su sien y el público estallaba en una salva de aplausos.
Juan Pidre llamaba al paso mientras la campanas de
Santo Domingo siguian sonando, el paso se levantaba al hombro y sonaba desde
dentro del Convento los sones de la marcha que el maestro Beigbeder le
compusiera, Virgen del Rosario.
Posteriormente, inicando un magnífico repertorio se interpretó tanto Salve, Madre de la Salud de Julio Paez
como Virgen de la Estrella de gran
maestro Gámez Laserna.
Un repertorio fantásticamente elegido por la
Archicofradía y que la banda que dirige Javier Alonso lució y demostró por qué
es lo que es. Ejemplo de ellos marchas como Virgen
de Montserrat, la adaptación del Ave
María de Schubert así como Rosario
Macareno de Albero ó La Caridad del
Arenal de JJ Espinosa entre otras. No faltó la marcha de Pablo Ojeda
estrenada el pasado año, Virgen del
Rosario Coronada, interpretada en esta ocasión en la calle Sopranis durante
una petalada por parte de la hermandad de la Cena.
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