Jerez. Como si de un Viernes Santo se tratara, solo
que en vez de a las 17h, fue a las 19h. Pero la presencia en la plaza del
Santísimo Cristo de la Expiración esperando a que se abrieran las puertas de la
ermita de San Telmo era la misma.
El Cristo y la Virgen del Valle fueron trasladados
al templo de Santo Domingo, donde durante esta semana se celebrarán cultos
extraordinarios en honor del 425 Aniversario Fundacional de la corporación
jerezana., para volver a su sede el próximo sábado.
Pese a que decimos que parecía una analogía al
Viernes Santo con respecto al público no era así con respecto al cortejo.
Evidentemente no se veían túnicas ni capirotes negros al igual que tampoco los
pasos eran exactamente los mismos que procesionan en Semana Santa. Bueno, el
del Cristo sí, pero con bastantes cambios.
El paso realmente era el mismo, lo portaban los
cargadores con sus horquillas sobre las que reposaba el paso en sus paradas.
Pero, ¿recordaban al Cristo llevando una vela oscura y plata en vez de su malla
tras su cruz de plata? ¿Ó suele llevar faroles? Estas son algunas de las
preguntas que se hacían algunos de los presentes en estos aspectos. Pues bien,
si llevaba faroles en vez de candelabros, cedidos por el Cautivo de Chipiona,
llevó una vela oscura, obra de los talleres de Herederos de Elena Caro, que
recuperó para el crucificado. Por si fuera poco, estrenaba melena nueva, y
sudario nuevo, con dos varas de azucenas de plata para rematarlo. Como
antiguamente, volvió a llevar flores silvestres y su acompañamiento fue el de
música de capilla.
Si cambiado iba el Cristo, la Virgen del Valle
Coronada para que decir nada. No procesionaba en su paso de palio rojo, tan
elegante, sino que lo hacía en el paso de misterio del Prendimiento jerezano.
La candeleria era la de la Virgen del Traspaso del Nazareno. Vistió ropa negra
bordada en oro y su exorno era a base de claveles blanco. Y para aquellos que
cuando escucharon: -La Virgen sola en el paso. Pff. A ver cómo van de desproporcionado
– En absoluto, era algo novedoso y no decepcionó.
Tras ella no sonó su banda de Palomares (que si lo
hará en el regreso) sino que hizo lo propio la banda Acordes de Jerez que
interpretó un repertorio fúnebre y clásico, no faltando la marcha Virgen del Valle de Biegbeder en los
primeros compases del palio por su templo así como su obra culmen, Cristo de la Expiración. Otras marchas
de la talla de Soleá, dame la Mano ó Amarguras, ambas de Font de Anta así
como La Madrugá de Abel Moreno
embellecieron el repertorio. Bonito fue escuchar Nuestro Padre Jesús de Cebrián en el saludo a la hermandad del
Nazareno.
Un recorrido bello buscando San Miguel, el Arenal,
Plateros y Torneria para saludar al Nazareno en su capilla de San Juan de
Letrán en Cristina y bordear la plaza para entrar en Santo Domingo a los sones de la marcha dedicada a la homónima sevillana Virgen del Valle de Gómez Zarzuela. Y no nos
cansaremos de decirlo, mucho no, muchísimo público alrededor de dos de las
imágenes más devocionales de la Semana Santa jerezana.
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