El pasado sábado Jerez vivió un acontecimiento increíble
con una estampa irrepetible. En dicha localidad se celebró el Vía Crucis
Oficial de Hermandades y Cofradías que en esta ocasión estuvo presidido por el
Santísimo Cristo de la Defensión. El mismo fue trasladado hasta la Santa
Iglesia Catedral en un paso procesional, no en el suyo que es de todos en
caoba, oscuro, sino que lo hizo en el que procesiona el Santo Crucifijo de la
Salud cada Madrugada del Viernes Santo. Un paso completamente distinto al que
se puede ver cada Martes Santo desde Capuchinos. Un paso dorado, con
candelabros de guardabrisas que contrastaba a la perfección con la imagen del
Cristo de la Defensión.
El cortejo lo abrió un muñidor acompañado de cuatro servidores vestidos
de libreas que portaron los símbolos de la Fe. Además, precedieron a la cruz de
guía cuatro parejas de hermanos con cirios y acólitos revestidos de dalmáticas
rojas con incensarios. En el cortejo se integraron también la bandera del
colegio de la Compañía de María y el guión castrense, figurando igualmente
representaciones de unos estamentos vinculados de modo singular a la Hermandad
de la Defensión. Detrás del estandarte corporativo se situaron los hermanos más
veteranos de la cofradía, ex hermanos mayores y miembros del Consejo local de
la Unión de Hermandades.
Precediendo al paso, una cruz conventual marcó el
camino de los doce ciriales que pretendieron representar a los apóstoles, que
fueron los primeros transmisores de la Fe. Tras ellos, cuatro incensarios y el
conjunto músico-vocal San Pedro Nolasco, que durante todo el
recorrido interpretó cantos gregorianos, salmos y motetes alternados con
polifonía barroca. Entre esas piezas destacó la marcha Cristo de la Defensión de Abel Moreno
El paso lució un curioso exorno a base de eucalipto
y cardos, en tonalidades verdes, salpicado con algunos lirios, en lo que sin
duda se antoja ya una estampa irrepetible. Detrás del crucificado se dispuso un
cortejo litúrgico integrado por catorce acólitos revestidos de sotana negra con
sobrepelliz blanco, que trataron de evocar las catorce estaciones del
Vía-Crucis.
El único pero de este traslado y rezo del Vía Crucis
fue que el crucificado padeció un leve percance que provocó el desprendimiento
de dos de los dedos de su mano derecha. En el interior de la Catedral, al filo
de las siete de la tarde se procedería al rezo y meditación de las catorce
estaciones del Vía Crucis. El resto transcurrió sin problemas y al filo de las
22h, el Cristo de la Defensión volvió a su templo de Capuchinos. Para llevar a cabo esta pequeña restauración, la imagen ha sido retirada del culto al que se prevé que vuelva el próximo jueves.
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